ACTIVIDAD ECONÓMICA DE LOS/AS ARTISTAS DE ESPAÑA

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  • febrero 19, 2017

Recientemente se ha publicado el trabajo de estudio y análisis de la situación de los creadores visuales en España.

Trabajo excelentemente llevado a cabo por Isidro López Aparicio y Marta Pérez Ibáñez y editado por la Fundación Nebrija, tras dos años de exaustiva labor de investigación, en la cuál, han participado más de 1.100 artistas de España a través de una encuesta muy detallada.

Reproducimos aquí, un a sinópsis del libro que, desde AICAV, pretendemos presentar en Canarias en breve.

SINÓPSIS.

 

La Actividad Económica de los/las artistas en España. Estudio y análisis.

 

 

Introducción

 

El arte es un hecho complejo que surge de la necesidad del ser humano de expresarse y relacionarse. Y el arte contemporáneo es un fenómeno, multifacético, dinámico y multidisciplinar, que trasciende los aspectos puramente profesionales. Aún cuando no sea un bien de primera necesidad, aunque a menudo se le considere un producto de lujo, la realidad es que el mundo de arte se desarrolla en diferentes espacios y cumple funciones fundamentales en la sociedad. Por tanto, esta complejidad no debe evitar los esfuerzos necesarios para estructurar en España este sector cada vez mayor y con más actores en un entorno internacional altamente competitivo.

 

En una sociedad en continuo cambio, en permanente proceso de adaptación a nuevas estructuras que se consideraban inalterables y a coyunturas líquidas y, a menudo, inestables, el papel que ocupan el arte y la cultura busca también reubicarse y redefinirse. El artista, como creador y como parte de la sociedad, no sólo necesita adaptarse a las nuevas circunstancias que condicionan el devenir de su situación económica y profesional para reconducir, en muchos casos, su propia actividad, sino que además adopta un papel nuevo que a su vez está vinculado a todos los agentes del sistema al que pertenece y a los que a la vez condiciona, por lo que adopta una dimensión distinta que es necesario analizar.

 

El sector del arte contemporáneo tuvo dos importantes in exión en España: la primera cuando se creó la Feria de Arte Contemporáneo ARCO en 1982 y la segunda en 1990 con la apertura del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, MNCARS. Ambos se convirtieron en ejes de todo un nuevo sector económico casi sin tradición y de una gran complejidad, tanto por las funciones de sus actores como por su naturaleza artística, social, política y cultural que hace complicada su sólida estructuración.

 

Desde nuestras instituciones, según los intereses políticos y las bonanzas económicas, en ocasiones se ha apoyado a este sector, pero nunca ha existido una verdadera estratégia de normalización de sus derechos y obligaciones profesionales. Uno de los indicadores de esta falta de interés es la inexistencia de un análisis especfico promovido institucionalmente como el que aquí se presenta sobre el sector. Por ello, este estudio parte de una primera decisión de aunar los esfuerzos en analizar la situación de los artistas, para lo cual era fundamental partir de datos concretos, hasta ahora inexistentes, parciales o desactualizados. Para ello fue fundamental partir de la elaboración de una encuesta con la que recopilar datos suficientes y asumir el reto de activar a los artistas de forma que se obtuviera una alta participación signi cativa necesaria para poder reflejar la diversidad de situaciones dentro del sector. De aquí el llevar a cabo el análisis de su situación económica, los cambios en sus relaciones con el mercado del arte y la actividad artística a nivel de comunicación, difusión y autogestión.

 

Pero este estudio, a su vez, tenía un carácter especial, al recabar información antes y después de la crisis, lo cual nos ha permitido obtener datos muy significativos sobre los cambios producidos dentro del sector pues, entre las tesis que nos planteábamos, se encontraban tanto la capacidad de resiliencia de los artistas ante los cambios de los contextos como el hecho de que son los artistas y su entorno social los principales mecenas del arte, los que aportan un mayor capital en la existencia del mundo del arte contemporáneo en España.

 

Esta investigación surge, por tanto, de una necesidad y de un compromiso: de la necesidad de aportar al sector del arte contemporáneo datos concretos y rigurosos sobre su situación real y del compromiso de dos profesionales del arte que unen sus esfuerzos junto a más de 1100 artistas que han participado en nuestro estudio. Por una parte, la búsqueda de esos datos en una fuente primaria de excepción ha permitido que las conclusiones se asienten en una apreciación realista y objetiva sobre la actual situación económica de los artistas en España y de su actividad profesional, procurando no perder la perspectiva y la visión de conjunto. Por otra, la trayectoria de los autores de este estudio, a quienes une además su pasión por el arte contemporáneo y el compromiso con sus compañeros y

 

colegas en este sector, ha sido clave para desarrollar este proyecto: Marta Pérez Ibáñez, especialista en mercado del arte, con experiencia de más de veinte años en la dirección de galerías, comisariado y asesoramiento a artistas y en la investigación sobre el mercado, e Isidro López-Aparicio, artista, comisario y activista social con una larga trayectoria internacional, y ambos docentes en la Universidad Antonio de Nebrija y en la Universidad de Granada respectivamente, dos perfiles académicos y profesionales complementarios en el análisis de la función que el artista desempeña en nuestra sociedad y en el sistema del arte. A su vez, este equipo ha contado con el apoyo minucioso en la difusión que han aportado numerosas instituciones, empresas, medios públicos y privados, profesionales y artistas, a quienes hay que agradecer el hecho de que todo el sector del arte contemporáneo de nuestro país se

haya movilizado para que nuestro estudio saliera adelante. En primer lugar, las asociaciones profesionales de artistas han sido la principal correa de transmisión, a las que agradecemos su inestimable colaboración, al igual que instituciones y medios de comunicación analógicos y digitales y blogs, profesionales de todo el sector, críticos, comisarios, otras universidades y grupos de investigación; la intensa movilización del sector del arte contemporáneo en nuestro país ha permitido que se diera a conocer nuestro estudio y que un número tan alto de artistas participasen.

 

Conclusiones

 

La última pregunta que nuestra encuesta planteaba a los artistas españoles que han participado en ella pedía una respuesta abierta a todo tipo de comentarios, y se cerraba diciendo “toda aportación es bienvenida”. De los 1.105 artistas consultados, 283 han respondido con las respuestas más variadas, realistas, actuales, algunas quejas amargas, otras con la ironía y el sarcasmo, muchas contando experiencias concretas en situaciones de crisis o en momentos de éxito, muchas reclamando más atención por parte del sistema, reclamando condiciones de trabajo más dignas, reclamando el reconocimiento al trabajo del artista, reclamando un lugar en un mundo que muchos consideran ingrato. Nos ha sorprendido la franqueza con la que esos casi 300 artistas de todas las condiciones, edades, sexo, trayectorias y circunstancias vitales, nos han aportado una breve semblanza de su carrera y de sus vicisitudes profesionales. Esos cerca de 300 testimonios abiertos y sinceros, generosos, reales, por sí mismos podrían llenar las páginas de un exhaustivo análisis de la situación de este sector. Los datos concretos que solicitábamos en la encuesta, los datos cuantitativos que nos han permitido diseñar estadísticas, se han convertido a continuación en el contexto cualitativo con el que hemos podido reflexionar y comprender las circunstancias de nuestros artistas. Pero han sido estos pequeños comentarios al final del estudio los que nos han dado las pistas definitivas para conocer a cada uno de los artistas que los han aportado, de los datos fríos y los porcentajes al calor de las experiencias, a la vibración del mensaje, al tono de la preocupación, de la precariedad, de la necesidad, al brillo del éxito y de la seguridad, a la pulsión de la que surge el trabajo bien hecho, consciente y satisfactorio.

 

Si el propósito de nuestro estudio era, desde un principio, aproximarnos a la situación en la que viven y trabajan los artistas españoles en la actualidad partiendo de su propio testimonio, no sólo hemos podido constatar con cifras y porcentajes dicha situación, sino que hemos conseguido conocer y comprender cada perfil de artista en nuestro país con todos los matices que lo definen y caracterizan, sus necesidades y demandas, y también sus aspiraciones y objetivos a nivel profesional. De este modo, los objetivos de nuestra investigación se han complicado gracias al compromiso de los artistas consultados al darnos a conocer esta situación, y las conclusiones a las que hemos llegado trazan una imagen creemos que real y concreta de este sector en la España de nuestros días.

 

 

Los artistas plásticos y visuales son el factor más importante de todo el sistema y el mercado del arte en nuestro país, el elemento principal que lo sustenta. El artista es el origen de un producto que genera una actividad en todo el sector de las artes plásticas dentro del entramado de las industrias culturales, industrias que de por sí tienen el cometido de dinamizar la actividad laboral y económica en nuestro país a través de la cultura, y por tanto de producir riqueza, puestos de trabajo, desarrollo. Pero además, el artista apoya con su trabajo y con los costes del mismo el mantenimiento de todo este entramado, haciéndose cargo en primer lugar de los gastos de producción, gastos que en el caso de cualquier otro profesional están cubiertos por la retribución que percibe por su trabajo pero que, para los artistas, tiene a menudo la contrapartida de contar con una incierta y fluctuante rentabilidad, un exiguo nicho de mercado y la dependencia habitual de otros agentes en el mercado. Pero en segundo lugar, el artista también se hace cargo de los gastos de comunicación, difusión, representación, obrando como su propio representante aún a pesar de que esta labor casi nunca se verá retribuida. Y sin embargo, siguiendo la estela de Hans Abbing en su libro Why are artists poor, el artista sigue trabajando a pesar de no poder rentabilizar su trabajo, a pesar de tener que

 

dedicar parte de su tiempo a otras actividades más lucrativas, a pesar de saber que no puede considerar su trabajo como cualquier otro profesional como una forma de sustento, como una fuente de ingresos estable. En efecto, a diferencia de cualquier otro profesional, que se dedica a su actividad mientras recibe una retribución por ella o cambia de trabajo según sus necesidades y circunstancias, el artista sigue creando, quizá por necesidad, quizá porque la pulsión creadora es más fuerte que las necesidades económicas. La actividad expositiva no se ha abandonado ni siquiera en los momentos más delicados de la crisis, incluso cuando han desaparecido las galerías de referencia y los artistas han debido encontrar espacios alternativos o sus propios estudios para mostrar su obra, participando en proyectos compartidos, reduciendo los gastos al máximo, buscando financiación en el micromecenazgo, en la cocreación, mostrando una generosidad y un deseo de compartir su actividad con la sociedad dignas del mayor reconocimiento. El artista sigue creando a pesar de las crisis, de las vicisitudes, porque crear le es necesario para vivir: “Soy artista porque es inevitable, porque no puedo ser otra cosa”. Pero esta forma altruista del creador de soportar sobre su espalda la mayor parte de la estructura del sistema, de producir exposiciones que no llegan a venderse, exposiciones por las que no se le retribuye, de tomar parte en concursos o en bienales en los que en ocasiones tiene que sufragar también los gastos de participación, además de la producción, el transporte, el embalaje, nos plantea algunas cuestiones clave. ¿Se aprovecha el sistema de la productividad del artista? ¿Se aprovecha el mercado? ¿Por qué consiente el artista? Sabemos que a pesar de la difícil situación por la que atraviesa, el colectivo de los artistas plásticos en España es uno de los grupos que registra menor número de movilizaciones públicas, aunque en privado la queja es habitual, como hemos visto también en las aportaciones hechas a nuestro estudio. Como ha quedado evidenciado, son muy pocos los artistas que reclaman sus derechos retributivos a través de las entidades de gestión, quizá por desconocimiento, quizá por falta de iniciativa, en cualquier caso perdiendo una ocasión de oro para hacer valer dichos derechos.

 

Por otra parte, las circunstancias laborales de los artistas participantes en nuestro estudio dejan claro que su actividad plantea más inconvenientes que ventajas: trabajadores mayoritariamente autónomos y con un alto grado de desempleo, con ingresos que en su mayor parte apenas rondan el salario mínimo interprofesional, con serias dificultades para hacer frente a los gastos habituales y con menor capacidad que la media nacional para hacer frente a una hipoteca o para mantener a personas dependientes, con pocos años de cotización a la Seguridad Social y con la consecuente inseguridad ante las futuras prestaciones de jubilación. Como ha quedado constatado a lo largo de nuestro estudio, los datos que hemos conocido nos han ofrecido un retrato muy veraz del artista como trabajador autónomo en una situación francamente precaria que no es única de los artistas plásticos, que comparte precariedad con muchos otros los creadores de las industrias culturales, con escritores, músicos, actores, bailarines, y que posiblemente corre el riesgo de pasar factura al desarrollo cultural de nuestro país. Creemos que es necesario que nuestra administración sea consciente de este problema y que busque posibles soluciones que mejore y dignifique el trabajo de los creadores españoles y les aporte además el reconocimiento que merecen ante la sociedad.

 

Pero esta investigación también ha servido para evidenciar algunos otros hechos que caracterizan igualmente al sector de la creación artística en la España de hoy. Aunque reducido, existe un grupo de artistas que puede vivir de su actividad creativa, que mantiene relaciones estables con el mercado del arte, que incluso mantiene una actividad expositiva a nivel internacional, que han conseguido un reconocimiento por parte de instituciones, críticos, comisarios y también coleccionistas. En algunos casos, se trata de artistas que han pasado por un momento crítico en los años posteriores al inicio de la crisis, ese grupo de artistas resilientes a los que hemos hecho mención varias veces en nuestro estudio, que se han sobrepuesto y han conseguido mantenerse con el rendimiento de su trabajo y suponen un importante activo en el arte español contemporáneo. Algunos de estos artistas, como hemos también podido observar, conservan un espíritu crítico respecto de la situación general del mercado y de la suya propia, no se consideran plenamente satisfechos pero siguen con ando en el trabajo de las galerías como herramienta esencial en el reconocimiento del artista en el mercado y como un importante puntal en el desarrollo de su carrera. Esta apreciación positiva del lugar que ocupa la galería de arte en la relación entre artistas y mercado aparece no sólo entre los artistas con relaciones estables con el mercado, sino también, y de forma mucho más fehaciente, entre aquellos artistas ajenos al mercado de las galerías de arte. El hecho de que, a pesar de la crisis y de la reducción en las ventas, los artistas sigan queriendo establecer vínculos con galerías se apoya, a nuestro parecer, en el hecho de que el artista español aprecia el hecho de que aquellos que mantienen dichos vínculos viven una situación económica y profesional más positiva que los artistas ajenos a las galerías. Lo que en principio consideramos como una paradoja, se nos mostró después como algo coherente, una vez que evaluamos la situación del grupo anteriormen- te mencionado de artistas con mayores ingresos y situación más desahogada, que en su mayoría trabajan de forma estable con determinadas galerías.

 

Asimismo, tal y como habíamos previsto al inicio de nuestra investigación, hemos podido determinar un perfil de artista nuevo, propio de las actuales circunstancias que

 

plantea el mercado, capaz de desarrollar una gestión personal de su carrera, independiente del mercado establecido en ocasiones pero con capacidad y voluntad de establecer vínculos con galerías en determinadas situaciones y circunstancias. Es un artista que define y gestiona su imagen de marca, sus herramientas de comunicación y difusión e incluso sus propios canales de venta, socialmente activo off line y online, abierto a la movilidad e interesado por la formación y el desarrollo profesional internacional. En definitiva, un artista del siglo XXI que está llamado a sentar las bases del sistema del arte del futuro próximo, que ya se ha convertido en un agente más a tener en cuenta, un agente con capacidad de prescribir y de de nir nuevas estrategias.

 

Nuestro estudio nos ha ofrecido asimismo datos para definir las diferencias de distintos sectores entre nuestros artistas, y no sólo de jóvenes respecto de maduros, sino también diferencias entre hombres y mujeres, artistas con formación superior respecto de autodidactas, diferencias entre comunidades autónomas a la hora de acceder a la formación internacional, etc. Los datos aportados en esta investigación son tantos, tan concretos y tan gráficos que nos permitirán continuar el estudio y profundizar en cada uno de estos grupos para conocer más a fondo la situación de todo el sector.

 

Por último, no podemos dejar de mencionar que, entre los casi 300 comentarios que nos han aportado los artistas participantes en nuestro estudio, muchos de ellos han dejado simplemente una idea: “gracias”, “gracias por enfocar este problema”, “gracias por sacar a la luz nuestra situación”, “gracias por preguntar a los artistas”. Creemos de justicia devolver este agradecimiento a los creadores que han participado en nuestra investigación, con todo el respeto a su trabajo y al lugar que ocupan en nuestra sociedad y con la responsabilidad de querer aportar luz sobre sus circunstancias y contribuir en lo posible a la mejora de sus condiciones y a un mayor reconocimiento de su labor.

 

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